lunes, 12 de abril de 2010

La comunicación virtual: conexión y desconexión de los vínculos.




Aunque el siglo XXI se postula como el siglo de las telecomunicaciones es menester aclarar que simultáneamente nos encontramos en la época donde la incomunicación, confusión y desinformación se cuelan de forma hegemónica en todas las esferas de la vida.


El primer axioma de la comunicación establece que “es imposible no comunicar” , mientras que el segundo determina que hay dos tipos de lenguajes: digital y analógico. Siendo el primero de ellos el referente al contenido mientras que el segundo aborda la relación, es decir es el que permite reconocer el vínculo establecido entre dos o mas personas. Partiendo de esto puede decirse que la comunicación digital corresponde a una comunicación verbal mientras que la analógica a una comunicación no verbal.


Las actuales tecnologías de la información y comunicaciones favorecen el uso de un lenguaje digital (que además, por definición, es aquel que puede introducirse por medio de dígitos en una computadora) lo que provoca un truncamiento del mensaje a transmitir.


Es un fenómeno recurrente que los mensajes escritos, vía chat, messenger, sms o e-mail dejen al destinatario siempre con la duda sobre la intención del mensaje; justamente porque la cualidad emocional y vincular del mismo no puede ser incluida en el mensaje, por mas que se utilicen figuritas y dibujos alusivos a los estados de ánimo.


Aunado a eso se debe recordar que el leguaje es simbólico por excelencia, es decir que utiliza una serie de símbolos que permiten hablar de lo que está ausente. En función de ello se puede decir que el que habla nunca expresa todo lo que desea (el lenguaje siempre deja en falta) y el interlocutor escucha solo una parte de ese mensaje truncado de antemano, y además lo escucha desde si, no desde la posición del otro. No es de sorprender entonces toda la serie de malinterpretaciones suscitadas por comunicaciones completas a nivel digital y analógico, imaginémonos entonces aquellas situaciones en donde solo el contenido lo que se emite y recibe.


Siendo así toda la comunicación móvil deja a los individuos realmente aislados porque aunque promete una disposición eterna hacia la comunicación lo que se fomenta realmente es la falta de contacto. Aunque se glorifique la eterna emisión y recepción de mensajes esto se encuentra muy lejos de lo que es una comunicación real. “Cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la calidad” Bauman, Z. (2005: 13)


Todo lo anterior se encuentra enmarcado dentro de lo que podría denominarse “un estilo de vida light”. Las relaciones interpersonales ya no son encuentros entre personas, mas bien son conexiones. Al más puro estilo de la jerga de internet.


Anteriormente el vínculo social se basaba en encuentros cara a cara con la complicada tarea de desvincularse en caso de no haber sido satisfactorio el encuentro. En la actualidad esa tarea es mas sencilla y basta solamente pulsar la opción de “sin conexión” o “no admitir” para desconectarse del vínculo con esa otra persona.


En nuestra moderna sociedad los vínculos aparecen entonces bajo un deseo de estrecharlos pero al mismo tiempo de mantenerlos aflojados por si hace falta desanudarlos y deshacerse de ellos. En resumen las personas están ávidas de relacionarse, pero al mismo tiempo tienen miedo de relacionarse para siempre. El individualismo cobra cada vez mayor importancia provocando entonces relaciones efímeras que son mantenidas mientras son funcionales.


El modelo contemporáneo de vínculo se asemeja mas a una red social que una relación verdadera. En la red la “conexión” y “desconexión” son opciones igualmente legítimas y valederas. De este modo las relaciones virtuales, en oposición a las relaciones a la “antigua”, son de fácil entrada y salida; justo antes de que se vuelvan indeseables pueden ser disueltas.


Para finalizar puede decirse que las tecnologías de la información y comunicaciones promueven una incomunicación, lo que va de la mano con la modernidad líquida en la que las relaciones se han vuelto light y cada vez más frágiles. De este modo las relaciones indeseables por ser duraderas pueden ser eliminadas con una simple función como “delete”. El riesgo que se corre es entonces sacrificar la comunicación en vías de tener vínculos dispensables y no riesgosos; es decir que se prefiere al contenidoque a la relación.


Referencias.


Bauman, Z. (2005). Amor Líquido. Acerca de la Fragilidad de los Vínculos Humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

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