martes, 19 de octubre de 2010

La Cultura del Espectáculo. Violencia en los Medios Masivos de Difusión ante la Inmediatez y Levedad de la Información.



Los medios masivos como forma de mostrar ocultar.

Los medios masivos de difusión eligen a que poner atención y a que no; esa es una forma de mostrar y ocultar, pero también una manifestación del malestar en la cultura promovida para que los sujetos cada vez piensen menos en ellos mismos y mas en los demás.

Al ver la falta en los otros la negamos en nosotros mismos. No es que haya una proyección, en cambio hay una disociación, de ese modo el yo se queda con la parte mas completa.
Este modo de funcionamiento genera una situación adictiva en donde la ausencia de noticias o “eventos de interés” promueve en los sujetos un vaciamiento y una sensación de desoncierto e incertidumbre al tener que ocuparse de ellos mismos.


La destrucción de la ética y la tradición en pro de la difusión de lo novedoso.

La ética y la tradición son los grandes ausentes de la cultura posmoderna, esta los ha desvanecido poco a poco y ha instaurado en su lugar la inmediatez como opción de certeza.
Con la caída de los absolutos el ser humano posmoderno fue víctima de la incertidumbre ante sus cuestionamientos. Los grandes avances tecnocientíficos parecieron ser la respuesta, sin embargo el desarrollo de estos produjo verdades cambiantes y relativas que dejaron a las personas aún mas desamparadas ante sus dudas existenciales.

Ante cada descubrimiento se cimbraban mas los antiguos postulados y se dejaba al sujeto mas endeble; la ciencia fue entonces abandonada en pro de lo noticioso; es decir que lo explicativo dejó paso a lo narrativo. Esto garantizaba que los sujetos no fueran desamparados ante el saber, sino que se colocarán en posición de jueces de los otros; el saber entonces no era posesión de unos cuantos sino de dominio popular ya que todos podían emitir una opinión.
De esta manera el posicionamiento subjetivo se ordenó en función de los grandes líderes de opinión; las redes vinculares fomentadas por los medios masivos de difusión, a las que estaríamos sujetos, terminarían por otorgar la subjetividad.


El concepto de medio masivo de difusión.

Al medio masivo de difusión se le llama medio porque está incompleto sin el sujeto de la difusión; igualmente lo es porque transmite solo una mitad de la información y ante eso diluye la subjetividad al colocarse como el discurso preeminente que dirige la opinión de la gente.


Los medios masivos de difusión y la cultura del espectáculo.
Basados en la “sociedad del espectáculo” de Guy Debord y la “Cultura del Barroco” de J.A. Maravall se puede hablar de una omnipresencia de la imagen y su poder constructor de ideologías, imaginarios sociales e identificaciones.

Este uso y abuso de la imagen fomenta la alienación del sujeto al facilitar su disociación y promover la manipulación de la conducta colectiva por medio de recursos icónicos que resaltan lo extremoso, espectacular y morboso dejando de lado los criterios axiológicos tradicionales para potenciar la ambigüedad de lo alusivo y aparente y entonces proponer una visión del mundo acorde a los intereses de los medios masivos de difusión.


La cancelación del sujeto vía la bully-mia mediática.

Dado el exceso de difusión proveniente de los medios masivos el sujeto se ve descolocado en su posición narcisista; él mismo ya no es autoreferenciable porque su subjetividad ha sido anudada a los imperativos masificados provenientes de esos mismos medios.

Los medios masivos acosan a tal punto al sujeto –de ahí el término bully-mia en relación al bullying escolar– que se han convertido en una industria de entretenimiento/envilecimiento (P. Sloterdijk) que ha acorralado al sujeto hasta convertirlo en víctima de su propio miedo y sus objetos persecutorios presentificados en noticias cada vez mas aterradoras.

Podría inocentemente pensarse entonces que el sujeto es un ente autónomo que elige los canales que quiere ver y las noticias de las cuales quiere enterarse, sin embargo estas están determinadas de antemano por los monopolios de difusión. Cada canal u opción opera bajo el mismo mecanismo de inmediatez y exageración de la información que busca la permanencia del sujeto basado en una cultura de la primicia. Ya no importa el ¿como? O el ¿porque? De los eventos, incluso el evento mismo es minimizado en función de la exposición masiva y el atrapamiento del sujeto a partir del ser-el-primero-en-difundir.

El sujeto de la difusión está así sometido a los designios de los medios y a una compulsión masoquista de observar a los otros para ignorarse a si mismo.