martes, 24 de diciembre de 2013

Diario de Campo: 1er visita al Santuario de Santo Toribio Romo en Santa Ana de Guadalupe, Jalostotitlán, Jal. 22 de diciembre de 2013.



Mtro. Rodolfo Zermeño Torres.


5:30 de la madrugada y en la carretera ya podía encontrarme a algunas camionetas con placas norteamericanas, Texas y California fueron las que mas logré contar. No podía dejar de pensar en todas las historias que nuestros paisanos llevaban consigo, incluyendo los obsequios con los que seguramente sorprenderían a sus familiares y amigos; ahora emprendían el viaje inverso al que hacía algún tiempo los había llevado al otro lado de la frontera, volvían después de mucho y acelerando rápidamente me dejaban atrás, seguramente deseaban llegar con su familia lo más pronto posible.

Mi trayecto de San Luis Potosí hacia Santa Ana del Guadalupe se extendió por un poco mas de tres horas, cuando por fin pude llegar la sensación fue muy reconfortante. Decidí elegir la ruta cristera (aquella que atraviesa lugares importantes de la Cristiada como San Diego de Alejandría, San Julián y San Miguel el Alto) en lugar de la moderna y rápida ruta capitalista (aquella que involucra a la supercarretera y que evita contemplar todos los pueblos donde se respira la historia de personas que evitaron renegar de su fe y que la defendieron por encima de todo). Una vez arribando al estado de Jalisco pude sentir la profunda devoción de esa tierra por la religión católica, pues en la cima de un cerrito se alcanzaba a vislumbrar un letrero con la consigna cristera “Viva Cristo Rey".

Rodee San Diego de Alejandría y posteriormente llegué a San Julián, conocido como la “Cuna de la Cristiada”. Ya ahí comencé a observar como las tiendas y restaurantes tenían en su interior imágenes de Santo Toribio Romo. Me detuve en la plaza principal y platiqué con algunos misioneros que se encontraban ahí, fue una charla muy enriquecedora donde uno de ellos, oriundo de la frontera, también me platicó las desventuras que sufren los migrantes en sus intentos por cruzar a Estados Unidos.

Volví a tomar la carretera y me detuve en una gasolinera para comprar un café, ahí pregunté las indicaciones para llegar al Santuario de Santo Toribio y la cajera de la tienda se entusiasmó al platicarme lo milagroso que era, incluso me narró la forma en que él se le apareció en un sueño y le indicó la hora, el día y la persona con quien podría cruzar la frontera sin problemas, así ocurrió y ella pudo atravesar la frontera “sentada” (es decir dentro de un coche como un pasajero mas sin que le pidieran papeles, solo argumentando el chofer del coche que ella era su familiar).

La ruta que me indicó pasaba por San Miguel el Alto, ahí debía tomar la desviación hacia Jalostotitlán donde un arco de cantera me daría la bienvenida a Santa Ana de Guadalupe, apenas al cruzar el arco que anuncia la entrada a la comunidad pude comprender la magnitud de la devoción que se le tiene en todo el occidente pues varios camiones entraban al tiempo que otros iban saliendo, eso sin contar los vehículos particulares y taxis que ya estaban ahí.

Todo en la comunidad lleva el nombre del Santo, desde un pequeño puente que permite el ingreso de los coches hasta las tiendas de recuerdos; gran cantidad de estacionamientos se ofrecen para que los peregrinos dejen sus vehículos y puedan continuar a pie. Luego de caminar por una pequeña calle que va de subida se llega al camino donde, si se toma a mano izquierda se dirige uno al Templo de “La Mesita” y a la Calzada de los Mártires; hacia la derecha se encuentra el nuevo santuario en honor al Padre Toribio y también el Museo de Juan Pablo II.

Al subir para llegar al Templo de la Mesita iba acompañado de muchos peregrinos de quienes escuchaba pláticas sobre diferentes cosas; algunos de ellos traían a sus hijos, ya adolescentes, nacidos en Estados Unidos para conocer al Santo que les dio fuerza para mantenerse allá.

Luego de dar gracias y rezar un Padre Nuestro dentro de La Mesita salí para comenzar a entrevistar migrantes, pero pronto me di cuenta de algo que no había contemplado: Muchos de los visitantes al Santuario de Santo Toribio Romo llegan ahí por lo que actualmente se le llama “turismo religioso”; son personas que luego de haber visitado a la Virgen de San Juan de los Lagos (el segundo santuario más visitado de México, obviamente detrás del de la Virgen de Guadalupe) son llevados a Santa Ana de Guadalupe al museo de S.S. Juan Pablo II, pero que no son devotos de Santo Toribio Romo, muchos de ellos ni siquiera lo han escuchado nombrar. Otros son solo acompañantes y no tienen un fervor marcado hacia él.


Aunque la mayoría de las personas gustosamente aceptaban ayudarme había quienes preferían guardar silencio. Algo muy notorio fue la manera en que algunos reaccionaban cuando decía que era psicólogo o psicoanalista, pues veían con desconfianza que alguien se interesara por su fe desde dicha óptica tal vez creyendo que se les cuestionaría. Incluso uno de los entrevistados llegó a interpelarme si era yo una persona de fe. Lo más notorio de todo fue la manera en que todos ellos hablaban de su fe y de las tradiciones religiosas fuertemente arraigadas desde su infancia.

Luego de haber realizado algunas entrevistas a migrantes me informaron en la oficina del santuario que existía un lugar destinado para colocar los exvotos de la gente, esas imágenes creadas por las personas en donde narran de manera escrita el milagro recibido y que suelen ser acompañados por un gráfico que lo ilustra. Sobra decir que como Santo Toribio Romo es el Santo Patrono de los migrantes (tanto legales como ilegales) algunos de los exvotos se han modernizado incluyendo fotografías digitales e impresiones en computadora, pero otros, continúan siendo elaborados de la manera tradicional con imágenes pintadas a mano, prendas de ropa e incluso trenzas de cabello. La mayor parte de estos exvotos son referentes a intercesiones concedidas para arreglar situaciones migratorias o llegar de manera segura a los Estados Unidos, pero también están los que agradecen por haberlos mantenido vivos luego de sufrir severos accidentes o de haber padecido enfermedades casi mortales.

 

Saliendo de dicho lugar y continuando por un estrecho corredor llega uno a la Calzada de los Mártires, que es una vía que lleva del Templo de La Mesita hacia una pequeña iglesia construida donde estaba la casa de nacimiento de Santo Toribio Romo; a lo largo de este corredor se encuentran los bustos de cada uno de los mártires cristeros canonizados por Juan Pablo II, por último la calzada remata con una estatua de Santo Toribio en cuya base se encuentra una placa con la fecha del nacimiento, martirio y muerte y sus últimas palabras.



Ya para ese momento mi jornada estaba llegando a su final, me encontraba cansado de tanto ir y venir de La Mesita hasta el Santuario entrevistando migrantes y peregrinos; por último y para despedirme fui al Santuario a agradecer a Santo Toribio Romo la oportunidad que me dio para poder iniciar mi investigación y de haber conocido las historias de esfuerzo, sufrimiento y esperanza de tantas personas que accedieron a ayudarme; espero poder volver antes de que termine el año para continuar con las entrevistas.

3 comentarios:

  1. Este diario de campo pertenece a la investigación doctoral "Afectividad y Fe. El Carácter Protector de Santo Toribio Romo".

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  2. Buena investigación de campo, un tema de mucho interés comprendo a los entrevistados en la desconfianza al hablar de su fe, ya que el identificarse como psicólogo o analista involuntariamente para ellos en dicha óptica usted se vuelve un sujeto enigmático y tal vez hasta escéptico.
    Usted cree que el silencio y la interpelación sea el recelo de su fe y religión? o es como catalogar a un psicologo como a un ateo que "solo viene a estudiar mi comportamiento" y lo toman como ofensa pues si usted es incrédulo porque le compartirían sus experiencias?


    Zermeño cree que las personas prejuzgan la profesión al pensar que por el simple hecho de ser psicólogo o psicoanalista no es partidario de ninguna religión? cuando un psicólogo es una personas como cualquier otra con o sin costumbres arraigadas.

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  3. Creo que el sentimiento religioso es complejo para ponerlo en palabras, pero en un segundo viaje que hice pude notar como el rostro de las personas y su forma de hablar cambiaba cuando platicaban acerca de la sensación de haberse sentido protegidos por Santo Toribio Romo; entonces se entusiasmaban, trataban de comunicar lo que habían vivido. En esos término podría decir que únicamente quienes han tenido experiencias místicas (la sensación de cercanía con lo divino) pueden hablar profundamente (aunque no claramente) de ellas; otras personas sin este tipo de experiencias solo pueden relatar las costumbres que tienen o lo que aprendieron de sus padres, en ese caso la desconfianza o sensación de escepticismo sería, tal vez, una proyección de sus propios sentimientos infantiles cuando cuestionaban la fe de sus padres, de esa manera su desestimación de la entrevista se presentaría como una reedición de la propia desestimación de sus padres.

    En cuanto a la segunda pregunta creo que la elección de una carrera, una investigación para tesis o la creación de una empresa siempre tocan cuestiones personales y por ende las costumbres arraigadas desde la infancia; y vuelvo a decir que si los entrevistados se sintieron atacados o juzgados (no como a partir de un cuestionamiento aperturante sino como a partir de una posición de duda y pretensión de derrumbamiento de la certeza) es porque revivieron de una u otra manera sus propios recelos infantiles respecto de las creencias de sus progenitores.

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