jueves, 5 de diciembre de 2013

Amor Erótico e Infidelidad.




Normalmente relacionados, ambos conceptos pertenecen a dimensiones completamente distintas y, por ende, no pueden considerarse vinculados uno con el otro.

Lo inverso del amor es el odio, y a la unión de ambos se contrapone la indiferencia pero nunca la infidelidad; de entrada porque esta es imposible ya que puede haber muchas parejas pero solo una es la importante en ese momento:
No es posible amar psíquicamente a dos seres a la vez. El amor psíquico es un monopolio que no admite la contigüidad sino la sucesión, cosa que desgraciadamente no podemos decir del amor físico; este está sometido a la ley que exige la variación, quiere el cambio, busca lo viejo en lo nuevo y lo nuevo en lo viejo”. Wilhelm Stekel.

El amor erótico fiel (maduro) supone la unión de la fidelidad psíquica y la fidelidad física.
La fidelidad normal tiene dos componentes: el psíquico y el físico. Un hombre puede amar psíquicamente a una mujer y serle infiel físicamente. Se afirma lo mismo de las mujeres. […] En la mujer es mas grave la infidelidad física, y en el hombre la psíquica. Quizá porque la mujer, en el instante de entregarse a un hombre también le pertenece psíquicamente. Las mujeres se dan por entero, los hombres solo en parte. […] el mundo de la mujer es el amor, el amor de los hombres es el mundo”. Wilhelm Stekel.

Por lo tanto el amor erótico supone la capacidad para reconocer al otro como digno objeto de amor y, al mismo tiempo, como sujeto de amor, es decir, al amar uno debe ser amante y amado simultáneamente. El amor erótico, para ser maduro, implica la capacidad para el intercambio y la posibilidad de dar y recibir. Para que esto ocurra fue necesaria la existencia de un acto de amor fundante en donde el bebé tuvo que sentirse amado para posteriormente poder amar. Porque no se puede enseñar a amar, se enseña a ser amado.

De ahí que para amar se tuvo que haber superado esa etapa narcisista en donde uno era el propio objeto de amor total y al mismo tiempo el objeto de amor de los otros: “Cuando la gente esta satisfecha completamente consigo mismo el amor es imposible”. Theodor Reik. Si dicho progreso no se alcanza se vuelve imposible el amor erótico tanto en la posibilidad de darlo como en la posibilidad de recibirlo: “El que ama pierde, por así decirlo, una parte de su narcisismo”; “Se siente uno inferior cuando no se es amado” Sigmund Freud. Esto quiere decir que al amar al otro automáticamente se pierde parte del narcisismo, uno deja de considerarse a si mismo como perfecto para comenzar a conferirle esa condición al otro y, por ende, uno mismo duda de sus cualidades de objeto de amor para el otro: "Amar es haber encontrado un Dios". Wilhelm Stekel.

Sin embargo existe un momento intermedio entre el amor narcisista (a uno mismo) y el amor objetal (donde se reconoce la condición de sujeto independiente en el objeto amado). Dicha fase involucra tomar al objeto de amor como algo que se puede poseer para no compartir: “Los sentimientos primitivos del hombre hacen que éste aspire a poseer por entero los objetos que codicia” Wilhelm Stekel. Ahí es donde aparecen los celos, en parte motivados por la descarga narcisista del yo ante la depositación de líbido en el objeto amado: “El que quiere de verdad debe temer la pérdida del objeto amado, debe dudar de sus cualidades, compararse con posibles rivales que le parecen mas dignos de ser amados que él” Wilhelm Stekel.

El amor erótico infantil quedaría entrampado en un vínculo del siguiente tipo: “Te amo no por lo que eres, sino por lo que soy cuando estoy contigo”. Ese sería el primer discurso amoroso dirigido al otro, aunque su reconocimiento solo estaría en función de la relación con uno mismo.

Podría decirse entonces que amar eróticamente de manera madura implica soportar la falta (la diferencia con el otro y su autonomía), de ahí que la infidelidad sería la manifestación de una búsqueda que aún no ha concluido, porque la pérdida del narcisismo originario aún no se ha aceptado; se pretende entonces que en la nueva conquista se pueda uno reencontrar a si mismo.

Por lo tanto no se cambia de objeto amoroso, se cambia de discurso amoroso porque el objeto es lo que se dice de él; si se le deja de mencionar se apaga, si se nombra resplandece. Cuando dos personas se encuentran lo que se encuentran son dos discursos fantasmatizados, la duración de dicho encuentro dependerá entonces de la subsistencia de sus decires del uno sobre el otro; porque la satisfacción ante otra persona se mide en la “dicha” de su presencia. De ahí que Pablo Neruda lo sintetice magistralmente en su poema XV: “Me gusta cuando callas, porque estas como ausente”, porque entonces no hay posibilidad de contradicción ante el discurso amoroso: el otro es lo que se dice que es. En consecuencia todo lo que se habla del amor acude en ayuda y en desgracia del enamorado, porque es hablado por el otro, para el otro y a través del otro.

Pero el discurso amoroso está determinado también por el contexto amoroso ya que el yo se vincula siempre con un objeto pero de manera situacional; porque lo que aquello a lo que se le llama discurso es una configuración espacio-temporal de sentido. Ya lo decía Claude Levy-Strauss: “El yo es una encrucijada de eventos”, y a partir del narcisismo, el otro sería entonces la posibilidad de proyectar en él las propias formas de haber sido amados.

Recordemos entonces que al principio algunos cuidadores tenían el deseo de la no separación, la fantasía de la fusión eterna a la que el bebé se oponía creyendo que los nuevos objetos lo amarían a él como lo amaron los padres. “Esta alegría erótica de descubrir  se opone a ese complejo de sentimientos llamado ‘fidelidad’. No olvidemos que la fidelidad no es un estado que haya sido dado por naturaleza. Es una hermosa ficción”. Wilhelm Stekel.

En conclusión puede decirse que la infidelidad es uno de los polos del amor erótico infantil o inmaduro; el otro polo serían los celos pero ellos serán abordados en otro artículo.

2 comentarios:

  1. Entonces se puede decir que se es posible amar a dos personas en un mismo periodo de tiempo, no simultaneo. Es decir se ama al objeto mientras se encuentre presente y amar al "otro" objeto en su contexto de existencia? Cada uno con su propio discurso o significante?

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  2. Lo que ocurre en tal caso es que se "ama" a través de un mismo discurso amoroso, uno no es infiel cuando "ama" a través de ese mismo discurso a varios objetos, pero si tiene discursos diferenciados para objetos diversos entonces si hablamos de infidelidad; obviamente esto aplica desde la perspectiva narcisista en donde el principal objeto de amor es uno mismo y por lo tanto uno se ama a si mismo a través del otro.

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