martes, 1 de octubre de 2013

La Pareja. Historia y Crítica de un Concepto.

Mtro. Rodolfo Zermeño Torres.

“Nunca te cases por dinero, cualquier banco de dará un préstamo mas barato”.
Proverbio Noruego.

“Quiero que seas para mi: mi amiga, mi esposa y mi amante”.
Rigo Tovar.

“El divorcio probablemente se remonta a la misma época que el matrimonio. Yo creo, sin embargo, que el matrimonio es algunas semanas más antiguo”.
Voltaire.



El concepto de pareja ha variado mucho a lo largo del tiempo, no tanto en su composición, sino en su conformación. La pareja consiste siempre en dos personas, pero la forma en que ambas llegan a unirse es la que ha sufrido modificaciones; estas dependen de la forma en que se mezclan las dos fuerzas que mas influyen en ellas: el polo pulsional y el polo institucional-social. “ambos nivles, el institucional y el pulsiona, participan en la elección, el mantenimiento de la pareja, así como en la determinación de su ruptura cuando esto llega a suceder” Campuzano, M. (2011: 18).

Desde el punto de vista pulsional hace falta referirnos al mito de la “horda primordial” cuya consecuencia principal, en términos de la formación de la pareja, es la ley de la exogamia en donde se favorece la búsqueda de una pareja fuera del mismo grupo de pertenencia.

En contraposición, los aspectos institucionales están ligados a los múltiples niveles de los períodos históricos, dentro de los cuales podemos ubicar un tipo de sociedad, ideología y cultura predominantes.

Aún cuando ambos polos pueden entrar en conflicto también es posible que se anclen el uno en el otro potenciándose mutuamente; como ejemplo de lo primero está la división entre el amor-pasión, propio de los amantes, y el amor-reserva, propio del matrimonio. Como ejemplo de lo segundo encontramos los matrimonios arreglados con la finalidad de obtener beneficios políticos, económicos o sociales favoreciendo así el intercambio entre diversos grupos sociales (diferentes en cuanto a geografía pero similares en cuanto a condiciones socioeconómicas).

  
Considerando que ambos polos tienden al conflicto también es menester entender las soluciones intentadas como formaciones sintomáticas o de compromiso, quedando siempre a medio camino entre el cumplimiento del deseo y el cumplimiento de la prohibición.

Desde el punto de vista de la moral cristiana el matrimonio surgió como el síntoma adecuado, ya que al mismo tiempo que regulaba la genitalidad y el incesto, ordenada la alianza de linajes; todo esto mientras cumplía simultáneamente el deseo de las familias (no del individuo). “En esos casos persisten modalidades sociales derivadas de la Edad Media, donde el hombre existía como un simple integrante de alguna colectividad (iglesia, feudo, gremio, ejército o familia) sometido siempre a una autoridad indiscutible. El matrimonio (siempre como unión legal, jurídica o religiosa) mantiene en esos sectores, por consecuencia, un sentido semejante: una alianza de linajes que representan la unión de intereses de dos grupos familiares. La pasión sexual, la individualidad y la subjetividad tienen ahí nulo o mínimo espacio”. Campuzano, M. (2011: 25)

La evolución obvia (obedeciendo a la lógica de los opuestos) de este tipo de parejas fue el “amor cortés”; este se basaba en los puntos contrarios: se aseguraba mediante la intimidad y la discreción y no por la divulgación o demostración pública, su intención era la elección libre y no la imposición. En este tipo de vínculos se cumplía el deseo individual pero al mismo tiempo se efectuaba la prohibición al imponerse un ritual de cortejo donde debían demostrarse ciertas habilidades.

Con el surgimiento de la burguesía se fue desarrollando una ideología de libertad, cada vez menos apegado al fatalismo cristiano; así mismo el aprendizaje de un oficio y la producción basada en la ley de la oferta y la demanda generaron un clima de innovación que dio lugar a la subjetividad. “Cuando la revolución burguesa es ya un hecho público e irreversible, introduce el concepto de la sociedad como un conjunto de productores libres y, por consecuencia se produce la noción de competencia y de libre albedrío” Campuzano, M. (2011: 29). Esto quiere decir que la competencia por las mujeres ya no se basaba en las habilidades desplegadas en un marco identificable (justas, torneos o bailes en los castillos) sino que podían darse en cualquier momento del tiempo y el espacio.

Aunque esta última modalidad es la más cercana a nuestros tiempos no por ello deja de estar signada por el conflicto y su resolución sintomática. En este caso el deseo, aunque individual, está signado por la generación venidera a la cual se le cederán los logros obtenidos; de este modo se superan los viejos matrimonios arreglados para beneficio de las familias, pero se ingresa al matrimonio que debe luchar por la generación subsiguiente; aunque mas avanzado sigue sin haber lugar para el narcisismo.

La etapa mas actual sería el período posmoderno en cuyo seno se gesta la sociedad capitalista, y a partir del cual nace la ideología del consumo y la cultura de la demanda.

Este tiene como característica principal la búsqueda de la felicidad propia, con la pareja, sin la pareja o a pesar de la pareja. “La pareja moderna sufre un deslizamiento de lo público a lo privado. La unión es determinada por los cónyuges mismos en función de lazos amorosos y sexuales. Se sustituye la propiedad por el sentimiento. Y, consecuentemente, si el amor es lo que une a la pareja, ésta se disuelve cuando el amor desaparece. Es decir, la modernización de la vida familiar ha dado lugar a lazos mas inestables y a la necesidad de la figura jurídica del divorcio”. Campuzano, M. (2011: 33).

La experimentación, incluso con varias parejas simultáneas, se vuelve la base para la negación del vínculo matrimonial, se le posterga hasta que cada quien ha satisfecho sus propios deseos individuales o se le adelanta presuponiendo que así se estará libre de la familia de origen para cumplir sus propios anhelos. “Actualmente, la sociedad mexicana se ha vuelto mas permisiva con los adolescentes, desde temprana edad pueden tener relación con sus pares del sexo opuesto. […] con estos cambios los adolescentes pronto llegan a la encrucijada de experimentar con la vida de pareja. […] el problema con este cambio prematuro es que muchas veces existe una pseudomaduración en uno de los miembros de la pareja, lo cual les permite empezar a tener una pseudovida de pareja, con falta de desarrollo de las capacidades psicológicas, lo que dificulta la independencia y el verdadero crecimiento psicológico autónomo cuando optan por casarse”. Velasco Alba, F. (2004: 3).

Junto con lo anterior existen nuevas formas de movilidad y sustentabilidad que inciden en los vínculos y las transformaciones de la pareja. Por paradójico que parezca las relaciones de pareja pueden mantenerse a pesar de la distancia, la dificultad aparece cuando se da el reencuentro, que es el momento donde la cercanía física se vuelve problemática al haber estado mucho tiempo ausente de ella.

En el polo opuesto se puede encontrar un tipo de vínculo “light” o “líquido” en donde las relaciones son tratadas solo a manera de conexiones. El modelo contemporáneo de vínculo se asemeja mas a una red social que una relación verdadera. En la red la “conexión” y “desconexión” son opciones igualmente legítimas y valederas. De este modo las relaciones virtuales, en oposición a las relaciones a la “antigua”, son de fácil entrada y salida; justo antes de que se vuelvan indeseables pueden ser disueltas. “Cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la calidad” Bauman, Z. (2005: 13)


Bauman, Z. (2005). Amor Líquido. Acerca de la Fragilidad de los Vínculos Humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Campuzano, M. (2011). Evolución Histórica de la Pareja. En: La Pareja Humana: Su Psicología, Sus Conflictos, Su Tratamiento. México: Plaza y Valdéz. Pp.17-63.
Velasco Alba, F. (2004). La Pareja Tradicional en México y sus Cambios. En Parejas en Conflicto, Conflictos en Pareja. México: Editores de Textos Mexicanos.