jueves, 19 de abril de 2018

Fidelidad y Adicción. Ser la droga para el otro.



Esto va a ser un juego de palabras.

La adicción en la psiquiatría.

Psiquiátricamente la adicción involucra aspectos como dependencia (la sustancia se necesita), tolerancia (hace falta mayor cantidad de sustancia para tener el mismo efecto), intoxicación (un consumo muy intenso en un corto periodo de tiempo puede llevar al colapso), abstinencia (la falta de la sustancia provoca una serie de malestares e inconvenientes). Cualquiera de éstos términos bien puede ser aplicado a las relaciones personales.

En la adicción y en el amor lo ajeno siempre es consumido. En el primer caso la sustancia es introducida al organismo y metabolizada; en el segundo el objeto amado es desgastado al momento de moldearlo y exigirle cosas.

Amor y droga.

El lugar ideal del objeto de amor está donde se encuentra el lugar real del objeto de adicción: no desperdiciar ni un gramo, ni un mililitro, no in milímetro…. Aprovecharlo todo !!!!!
La sustancia no se queja, las personas si. Y la sustancia está ahí, las personas no. Lo que se le pide a una sustancia no se le puede pedir a una persona, o se le puede pedir pero no puede cumplirlo.
La droga no te juzga y no se va por razones atribuidas a la propia persona; vincularse amorosamente implica ser responsable, drogarse no, incluso deja lugar para

La droga proporciona un placer alcanzable, un placer que cada vez va siendo reemplazado por un shot energético producto del declive de la libido, del cansancia, del desgaste. El adicto lo es porque no le quedan fuerzas para ser otra cosa; lo mismo que el monógamo, es más difícil cumplirle a muchas personas.
El shot energiza al narcisismo, antes de él no había nada, solo miserias de autovaloracion; después del shot o la droga hay un extasis maníaco en el que se siente que todo se puede. O tal vez puede ser que coloca al sujeto en un estado ideal (libre de inhibiciones) más que en un estado alterado. La droga descubre quien se es realmente, encamina el deseo (y eso no se debe a sus propiedades farmacodinámicas sino al sujeto mismo) por lo tanto la el objeto-droga es investido de deseo como se inviste al objeto-amado de expectativas.

Cuando el amor se mezcla con dolor, se vuelve adicción.

A veces se ama con remordimiento. Se ama a través del sacrificio (sobrepasamiento de los límites) que se ha hecho por estar con el objeto amado.
Amar incondicionalmente es sobrepasar los límites del pudor; se abandona todo el mundo por una sola persona.
La muerte chiquita (orgasmo) es la felicidad suprema, se muere por quien se ama (morir a manos del objeto amado como incomparable acto de entrega).

La doble moral de la exclusividad

Vivimos en un mundo extraño que tiene dos opiniones distintas respecto del mismo acto: la preferencia de un objeto por encima de todos los demás. Cuando esa preferencia es por un ser amado se le llama fidelidad (es una aspiración de las almas puras y se ha convertido en un controvertido ideal matrimonial), cuando es por una sustancia se le llama adicción (es vista como algo detestable que impide disfrutar de las demás opciones de la vida).

Hay que repensar al objeto-droga, poder trasponerla hacia la posición de la fidelidad y descolocarla del lugar de adicción. Cuando al ser amado se le pide fidelidad se le está exigiendo algo que va más allá del compromiso de exclusividad. Porque más que una petición hacia la otra persona se convierte en una obligación con uno mismo: uno debe convertirse en la droga del otro. ¿Qué tipo de transmutación debe de operar en uno para volverse eso? ¿Puede uno ser todo para el otro? ¿Puede otro ser todo para uno?

La a-dicción como falta en la palabra. No se enuncia el deseo, se lo repite.

¿Qué hay en el objeto-droga que lo vuelve tan atractivo? El objeto adictivo es un objeto fácil (no porque sea sencillo encontrarlo o mantenerlo, sino porque vuelve simple al adicto, sabe que quiere eso y sólo eso). Cualquier otro objeto es complicado porque nunca alcanza la satisfacción. Aunque ésta es la esencia de la pulsión, estar insatisfecha, siempre buscando nuevos objetos para que lo posible ocupe el lugar de la repetición infatigable de lo mismo.
La adicción es rutina, la fidelidad es copia (cassetes). Ambas implican la pérdida de la creatividad, se espera que todo sea lo mismo, sin variaciones ni cambios ni contrastes. Obvio nunca se cumple esa expectativa. Se busca la anulación de la diferencia. La adicción es la irrupción del gris en el matiz de la multicolor experiencia de la intoxicación; lo mismo puede decirse de la monogamia respecto de la fugacidad del enamoramiento.
La adicción es la más lastimosa de las compulsiones repetitivas; porque invariablemente se busca lo mismo, se reitera y ni si quiera hay posibilidades de imaginarse un placer distinto. Su consecuencia es el aislamiento. El estancamiento en un solo objeto evita el contacto con los demás, los desprovee del atractivo.

La obligación del desear apoderándose del desear: limita el abanico de intereses y posibilidades hasta que lo reduce a una sola afición. El deseo retrocede, los objetos son difuminados y va quedando una sola opción.

La única forma de salir de la adicción es con el retorno a la palabra (a-dicto es aquel que se ha quedado sin palabra porque su deseo queda obturado por el objeto que lo hace callar) y la palabra solamente puede existir cuando sirve para generar duda, no para generar certeza (la certeza es adictiva). Ser escéptico ante la pareja implica dudar de ella; no de su libertad sino de la posibilidad de hacernos sentir completos. Reconocer que el otro no puede ser todo para nosotros, y que nosotros no podemos ser todo para el otro nos permite liberarnos. Nos libera de la carga de ser la satisfacción plena para alguien más, y lo libera para re-emprender su búsqueda en otros horizontes. El amor como búsqueda es libertad, el amor como estancamiento en un solo objeto amoroso es adicción. Esta libertad no es una independencia total, sino que  involucra la posibilidad de buscar nuevos y variados objetos. La contraparte adictiva implicaría la aceptación de que el otro decida por uno mismo.